Cuando
hace siglos los americanos decidieron que estaban hartos de los
ingleses, no se anduvieron por las ramas. La liaron. Esa sigue siendo la
tradición política aquí, también en el mundo de la educación. Si tocan
algo que te afecta, te movilizas para poner las cosas en su sitio.
Hace unas semanas tuve la ocasión de ver esta actitud en acción en Lincoln Middle School.
Los chavales de esta escuela (de entre 12 y 14 años) estaban indignados
por que el Board of Education ha cortado un programa de cooperación que
tenían con un orfanato en Nicaragua: durante los últimos 3 años, un
grupo de chicos y chicas del instituto se han ido a pasar el verano
haciendo trabajo comunitario. Muchos de estos chavales son gente de
posición humilde: el colegio pasa todo el año recogiendo fondos para que
todo el que quiera pueda ir. El problema es que los abogados del
distrito entienden que Nicaragua no es un país seguro a raíz de la
evolución política. Puesto que esta era una actividad del Distrito (lo
que básicamente significaba que los seguros del viaje corren a su
cuenta), se les pedía que simplemente escogiesen otro sitio.
No
sé como se resolvería una situación similar en España. Aquí, lo que vi
fue una escuela entera movilizada. Invitaron a todos los miembros de
Board a una sesión pública para convencerlos de que el programa debería
seguir, con la misma escuela de Nicaragua. Durante dos horas, más de 20
personas hablaron: la coordinadora del viaje, alumnos que habían estado
allí, alumnos que estaban preparándose para ir. Invitaron a ex-alumnos
que ahora están en el instituto. También hablaron los padres, profesores
y el director. Algunos alumnos enseñaron las fotos de su viaje. Otros
montaron una conversación bilingüe español-inglés. Varias chicas se
emocionaron y lloraron al salir a contar su experiencia, pero terminaron
su intervención. Todo el mundo daba la sensación de llevar toda la vida
hablando en público. Cuando los miembros de Board hicieron sus
comentarios (sobre una decisión que ni siquiera habían tomado ellos sino
el aparato burocrático) se levantaron una docena de manos de alumnos
para darles respuesta.
Lincoln
es una escuela que ha pasado por malos momentos y que ahora pelea por
volver a estar en el grupo de los mejores. Además de la lucha por el
viaje, había también un tanto de reivindicación de su especificidad y de
la calidad de su proyecto educativo. Los chavales ya saben lo que es
luchar por tus intereses y por tus ideales. Se explica, se pregunta, se
discute. Si no se logra a la primera, se vuelve a la carga. Seguro que
algún miembro de la comunidad educativa de Lincoln pide la palabra en
las próximas reuniones del Board of Education. Ya están buscando un
seguro alternativo que les permita salir de las restricciones
burocráticas del distrito. Puede que vuelvan a Nicaragua o que no lo
hagan: pero ya saben lo que significa pelear por lo que crees que es
justo en una democracia.
PD: La página de presentación de Lincoln acaba con el lema We Question, Learn, Think, Care and Act
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