miércoles, 12 de septiembre de 2012

La Comunidad de Madrid quiere ampliar la jornada continua a más colegios



El diario El País se hacía eco en su edición de hoy de la apuesta de la Comunidad de Madrid por la jornada única. Este proceso se ha puesto en marcha en el Padre Poveda después de que el Consejo Escolar aprobase, a propuesta del Claustro de Profesores, iniciar el proceso de consultas para su adopción o rechazo, que se iniciará este curso.

Según señala el diario, en su discurso de apertura del debate sobre el Estado de la Región, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, "anunció que quiere facilitar la implantación de la jornada continua de 9.00 a 14.00 en los colegios públicos. Casi la mitad de los centros ya la tienen, pero el compromiso es reducir al mínimo el farragoso sistema que se aplica ahora para que profesores y padres aprueben su implantación.

De los 788 colegios públicos de la región, 310 ya aplican la jornada intensiva que rescató Aguirre. Lo hizo tras reducir en unos 12 millones de euros la partida de becas para comedor (de 29,3 a entre “16 y 18”, según la estimación oficial). Los únicos becados a partir de este curso son los beneficiarios de la renta mínima de inserción, las víctimas del terrorismo, los alumnos en acogimiento familiar y aquellos con la renta per cápita familiar inferior a 2.450 euros (que significaría unos ingresos totales de 7.350 euros anuales para una pareja con un hijo o 9.800 con dos).

Educating America 3: graduaciones

Por: Héctor Fouce
Los europeos miramos con cierto desdén a los Estados Unidos porque apenas tienen historia que contar. Sin embargo, hemos de reconocer que son especialistas en crear y consolidar tradiciones y en jugar con los símbolos.

La graduación en el instituto es uno de los primeros ritos de paso en la vida de un joven. Una de las fotos que en algún momento se expondrán en las partes más públicas de la casa. Con la graduación, empieza la vida adulta: uno de va de casa y, si tienes el dinero necesario, empieza ese extraño paréntesis entre la vida infantil y la adultez que es aquí la experiencia del college.
He tenido la oportunidad de acudir al menos a 11 graduaciones, pero me contenté con ver una, la de Fossil Ridge, uno de los institutos del próspero y conservador sur de Fort Collins.  La graduación de cada año es también una forma en la que cada instituto visibiliza su identidad y sus logros. En el inmenso pabellón deportivo de la universidad, bastante lleno, la orquesta y el coro del instituto pusieron la banda sonora, junto con algunos grupos de estudiantes. Los discursos enfatizaron los logros de esta promoción no sólo a nivel académico, sino también en deportes, artes y participación comunitaria. Como contaré en otro post, aquí se espera que los estudiantes no se limiten a aprenderse las lecciones: hay que ser un hombre o una mujer un tanto renacentista, cultivar diversas facetas, hacer curriculum para tener algo que contar al rellenar la solicitud para la universidad.

Los americanos son expertos en conjugar lo ceremonioso con lo eficaz. Doscientos diplomas entregados, cada uno con su correspondiente foto, sus discursos, sus actos musicales, en apenas hora y media. Todo perfectamente orquestado. Filas levantándose y sentándose en perfecta coordinación, los miembros del Board dedicando 15 segundos a entregar a cada estudiante su diploma y posar para la cámara.
La presidenta de la asociación de alumnos dijo estar encantada de pertenecer a una promoción de chicos y chicas tan estudiosossss, tan exitososss y tan guaposssss. La directora celebró sonoramente a los cuatro estudiantes que, en lugar de ir a la universidad, irán a una academia militar. Sonaron el himno nacional y Pompa y circunstancia. No hubo salidas de tono, ruidos, sorpresas. Todo muy formal, muy contenido.  El día anterior, la graduación de Poudre Secondary School terminó entre petardos, confetti y globos, un pelín desmadrada. La graduación sirve también para que cada instituto reivindique su hecho diferencial.

Podeis ver todas las fotos de la graduación, cortesía de The Coloradoan y sus anunciantes, aquí

Educating America 2: cuestionar y actuar

Cuando hace siglos los americanos decidieron que estaban hartos de los ingleses, no se anduvieron por las ramas. La liaron. Esa sigue siendo la tradición política aquí, también en el mundo de la educación. Si tocan algo que te afecta, te movilizas para poner las cosas en su sitio.

Hace unas semanas tuve la ocasión de ver esta actitud en acción en Lincoln Middle School. Los chavales de esta escuela (de entre 12 y 14 años) estaban indignados por que el Board of Education ha cortado un programa de cooperación que tenían con un orfanato en Nicaragua: durante los últimos 3 años, un grupo de chicos y chicas del instituto se han ido a pasar el verano haciendo trabajo comunitario. Muchos de estos chavales son gente de posición humilde: el colegio pasa todo el año recogiendo fondos para que todo el que quiera pueda ir. El problema es que los abogados del distrito entienden que Nicaragua no es un país seguro a raíz de la evolución política. Puesto que esta era una actividad del Distrito (lo que básicamente significaba que los seguros del viaje corren a su cuenta), se les pedía que simplemente escogiesen otro sitio.

No sé como se resolvería una situación similar en España. Aquí, lo que vi fue una escuela entera movilizada. Invitaron a todos los miembros de Board a una sesión pública para convencerlos de que el programa debería seguir, con la misma escuela de Nicaragua. Durante dos horas, más de 20 personas hablaron: la coordinadora del viaje, alumnos que habían estado allí, alumnos que estaban preparándose para ir. Invitaron a ex-alumnos que ahora están en el instituto. También hablaron los padres, profesores y el director. Algunos alumnos enseñaron las fotos de su viaje. Otros montaron una conversación bilingüe español-inglés. Varias chicas se emocionaron y lloraron al salir a contar su experiencia, pero terminaron su intervención. Todo el mundo daba la sensación de llevar toda la vida hablando en público. Cuando los miembros de Board hicieron sus comentarios (sobre una decisión que ni siquiera habían tomado ellos sino el aparato burocrático) se levantaron una docena de manos de alumnos para darles respuesta.

Lincoln es una escuela que ha pasado por malos momentos y que ahora pelea por volver a estar en el grupo de los mejores. Además de la lucha por el viaje, había también un tanto de reivindicación de su especificidad y de la calidad de su proyecto educativo. Los chavales ya saben lo que es luchar por tus intereses y por tus ideales. Se explica, se pregunta, se discute. Si no se logra a la primera, se vuelve a la carga. Seguro que algún miembro de la comunidad educativa de Lincoln pide la palabra en las próximas reuniones del Board of Education. Ya están buscando un seguro alternativo que les permita salir de las restricciones burocráticas del distrito. Puede que vuelvan a Nicaragua o que no lo hagan: pero ya saben lo que significa pelear por lo que crees que es justo en una democracia.

PD: La página de presentación de Lincoln acaba con el lema We Question, Learn, Think, Care and Act